¿Que qué veo a través de la ventana? Pues no la gran
cosa. La culpa es, en parte, de los dos pedazos de tela negra que
uso en reemplazo de cortinas. En parte, porque el paisaje no me deja ver más que una montaña seca de cimas tristes y un
poco de edificios, tampoco muy alegres. En la casa blanca de manchados filos verdes hay un centro
cristiano. Lo patético inscrito en pequeñas células con vida propia. Parásitos
de esta tierra como cualquiera, pero ‘sanos del corazón’ y ‘tranquilos de espíritu’ por eso de la felicidad
prometida. Me dan asco este tipo de
prácticas. No les creo nada. Espero no llegar a tener que extrañar esta vista. Viéndolo bien,
el ventanal es amplio y el ángulo de visión es privilegiado y a pesar estar en
un nivel bajo, nada, excepto las cortinas, impiden su contemplación. Ahora
entiendo por qué no las encontré en ese color. En la noche te libran de curiosos,
pero en el día, no te dejan ver lo que hay detrás. Supongo que si tuviese la
costumbre de abrirlas y cerrarlas no estaría considerando todo esto,
pero nunca lo hago. Puerta abierta y cortinas cerradas, así han sido las cosas desde
que llegué a este lugar. Veo también desde aquí, no sin poner algo de imaginación ya que está detrás de
la susodicha, la casa de una ex novia con la quedamos como suelen quedar las parejas: ella
nunca leerá esto y yo nunca miraré su casa. El edificio alto del fondo y el que queda junto a él
albergan bastantes personas que raramente encuentro, sí, recuerdo la última; habían venido
persiguiendo a un par de ladrones desde su calle y se proponían a
quemarlos en plena República. Por suerte para ellos, para los negros, llegaron
los policías. Hubo muchos palazos y forcejeo hasta que los uniformados lograran
meter a los delincuentes en la camioneta. Nunca imaginé una
reacción tal de los vecinos. Me quedé con una primera sensación de asombró ante
el grado de organización y respuesta del colectivo. Todos armados
con grandes palos que parecían haberse mandado a diseñar para la ocasión. Y
vaya que los utilizaron. Por las mañanas, la montaña se puede ver más verde y el
cielo más nítido y azul, pero generalmente me lo pierdo porque suelo estar dormido a esas horas. Por las noches, las luces de los departamentos se encienden
y la montaña desaparece, dejando como testimonio de su inamovible existencia,
esa tintineante luz de la que huyen los
aviones.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Blue Whale
1. Mi animal favorito es la ballena azul. Anoche me acosté pensando cómo sería si fuese capaz de convertirme en una. 2. Mi parte favorita s...
-
-Cómo te vas a meter al parque a estas horas. Estás loca! -No vuelvas a llamarme loca. Mejor dame un beso! -Lo siento mucho pero sabes muy ...
-
Siempre fue un temerario. Le echaron gas más de una vez. Doblaba toda apuesta que le hacían y en el mundo de los hombres era conocido como...
No hay comentarios:
Publicar un comentario