
En las frias noches de luna llena las parejas se esconden en sus guaridas, mientras tanto, la gente que necesita de otra gente, concurre en grupo a bares y discotecas. Como cardúmenes entre burbujas de ballena. Lo importante es no perder la compostura y evitar los problemas. Cuando el carrusel de la lujuria se pone en marcha no hay vuelta atras. Lo mejor es buscar el animalito más cercano y dejarse llevar al mismo lugar, hasta que la marea suba y el mundo desaparezca.
5 comentarios:
Y quién quisiera bajarse??? Yo creo que somos dulcemente lujuriosos los seres humanos, la perversidad es una palabra que me suena a manipulación. Existen excepciones pero creo que el ser humano es dulcemente lujurioso. Quizás me equivoco... cuestión de percepciones...
llegaste a leerlo, casi desaparece¡¡¡
Vaya apetitoso y desordenado vicio de deleite!!!
Feliz año mi estimado diletante.
.. y se sienta menguar el deseo justo cuando la luna llegue a su plenitud total..
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